Que ver en Sabiñanigo

Puerta de entrada a los Pirineos, Sabiñánigo ha sabido conjugar a la perfección su evolución como ciudad industrial con sus tradiciones.

Dos son los Museos que podrás visitar en Sabiñánigo. En el término del Puente de Sabiñánigo, en el interior de una casa típica del Pirineo, se ha instalado una interesante y valiosa exposición de etnología bajo el nombre de Museo Ángel Orensanz y Artes Populares de Serrablo.

Por su parte, el Museo de Dibujo Julio Gavín-Castillo de Larrés, ubicado en el término de Larrés, te propone un interesante repaso a la historia reciente del dibujo y sus diferentes técnicas.

La localidad de Senegüé, perteneciente al municipio de Sabiñánigo, alberga el Centro de Interpretación de los Glaciares, que dedica una especial atención a los focos existentes en el Pirineo aragonés.

Centro de Interpretación de los Glaciares de Senegüé y su morrena

El Centro de Interpretación de los Glaciares de Senegüé está situado en la localidad de Senegüé, perteneciente al municipio de Sabiñánigo. Esta pequeña localidad, se encuentra sobre una de las formas de relieve glaciar mejor conservadas del Pirineo español: la morrena terminal de Senegüé. Esta importante huella del glaciarismo cuaternario justifica la creación de un centro de interpretación en este punto del valle del Gállego.

El centro se encuentra junto a la única morrera terminal conservada en su estado original del glaciar del río Gállego. Un lugar único para visitar y conocer un poco más sobre la historia de los glaciares.

Molino Periel

El Molino Periel, y después la Harinera de Casa Periel, fue uno de los establecimientos comerciales más emblemáticos de Sabiñánigo durante el siglo XX. Su andadura cubre medio siglo de historia, desde 1923, cuando tuvo lugar la apertura de un comercio de ultramarinos y una panadería, que cerraría sus puertas en el año 1977.

El Molino Periel, hoy centro cultural y espacio de oficinas municipales, ha sido y es uno de los edificios más emblemáticos de Sabiñánigo. Su andadura cubre medio siglo de historia, desde 1923, cuando tuvo lugar la apertura de un comercio de ultramarinos y una panadería, que cerraría sus puertas en el año 1977.

La recuperación y restauración de la harinera se hace posible gracias a Dña. Ramona Periel y D. Antonio Biescas, sus propietarios, que habían conservado el edificio y la maquinaria, desde su cierre y que hacia el año 2000 decidieron donarlo al Ayuntamiento para el disfrute de todos los ciudadanos.

La harinera, que se sigue llamando “Molino Periel” en recuerdo al molino tradicional de piedras, se encuentra en el centro de la localidad, en un edificio con dos fachadas, una con vista a la plaza del Molino y la otra a la calle Coli Escalona, que se halla sobreelevada en altura a la anterior. Visto al exterior no tiene aspecto fabril, ya que se construyó pensando en su posible reutilización como vivienda si hubiese sido necesario.

De todo el conjunto del `Molino Periel´ destaca la maquinaria de molturación, que representa un magnífico ejemplo de las primeras harineras industriales. Fue adquirida en Boltaña y sus primitivos dueños la compraron en Barcelona en Establecimientos Morro S.A. Se instaló en 1953 y cerró sus puertas definitivamente en 1973.

A lo largo de las salas se pueden contemplar las diferentes máquinas por las cuales circulaba el trigo, desde las tolvas donde se descargaba hasta convertirse en harina de primera calidad.

En primer lugar, se encuentran las máquinas dedicadas a la limpieza del grano: monitor, deschinadora, triavejón y despuntadora. A continuación, y tras un proceso de humidificación con agua, el trigo pasaba por la satinadora y el imán. Ya estaba listo para el cernido y la molturación, las dos últimas fases de la molienda que se realiza en los Plansichter, el sasor y los molinos de trituración y presión.

Se trata de un complejo proceso durante el cual el producto final y los residuos circulan por las conducciones cuadradas y de madera que conectan unas máquinas con otras hasta que los productos finales llegan a la tolva de empaque que se encuentra en la planta baja, con salidas para la harina de primera, salvado hoja, menudillo, cabezuela y harina baja.

Estamos de enhorabuena por poder conservar esta estructura fabril que, sin la generosidad de sus propietarios, seguro hubiera desaparecido, privándonos de un trozo de nuestra historia.

Museo Ángel Orensanz y Artes de Serrablo

El Museo «Ángel Orensanz y Artes de Serrablo» se inauguró en 1979 gracias a la confluencia de tres elementos:  La donación de Casa “Batanero”, por parte de entonces reciente propietario, el escultor Ángel Orensanz, labor desarrollada por la asociación «Amigos de Serrablo», quienes se dedicaron, desde 1975, a recopilar enseres de la vida cotidiana con la intención de salvaguardar una cultura que estaba agonizando con la llegada de la sociedad industrial y el interés del Ayuntamiento y su correspondiente aportación económica necesarias para su puesta en marcha y el  posterior mantenimiento del Museo.

Esta entidad, de titularidad municipal se encuentra regido por un Patronato, en el que están presentes a partes iguales, representantes del escultor, de la Asociación Amigos de Serrablo y del propio Ayuntamiento, siendo este órgano el encargado autorizar las líneas de actuación del Museo.

El museo, que se encuentra situado en el núcleo de El Puente de Sabiñanigo y está compuesto por dos edificios de tres plantas unidas por un voladizo, muestra los muebles, enseres y herramientas de una historia forjada de esfuerzos y dificultades de los hombres y mujeres de Serrablo para salir adelante en un medio, en ocasiones, duro y hostil.

La visita al museo comienza en el patio, donde se puede contemplar una herrería, una prensa de vino y otra de miel, y un «roscadero». A continuación, se accede a la planta baja, reservada, en esos tiempos, a estancias auxiliares necesarias para el mantenimiento de la casa.

Ya en la primera planta se encuentra la estancia más importante de la casa: la cocina, en la que los habitantes de Serrablo pasaban la mayor parte del tiempo, una vez finalizadas las tareas del campo. Desde la cocina, ya través de un recibidor, se llega a una pequeña alcoba, muy típica también en las casas de Serrablo. En esta primera planta hay, además, estancias dedicadas al textil, al mundo pastoril, y un espacio dedicado a juegos y juguetes infantiles, con los que los niños iban asimilando los roles de la edad adulta.

En la segunda planta, se puede contemplar el antiguo palomar, en el que se encuentra uno de los rincones más entrañables del museo, el cuarto de Pedrón, el diablo del museo. En esta misma planta hay, además, un espacio en el que conocer el dance de la romería más importante de Serrablo, la de Santa Orosia, con los danzantes de Yebra como protagonistas, así como una sala dedicada a la música tradicional.  Por último, se pueden contemplar varias obras el escultor Ángel Orensanz, representadas por los típicos tubos de hierro horadados, varios «guaches» y una pequeña colección de barros. En esta sala está presentes también las primeras esculturas ganadoras del Premio Internacional de Escultura Ángel Orensanz y las maquetas de las ubicadas a lo largo de nuestra ciudad.

Desde esta segunda planta, se accede a la “falsa”, sala recientemente abierta al público y en la que además de poder comprobar cuál era su uso tradicional, puede verse con claridad la estructura del tejado de madera.

Desde la segunda planta del edificio, a través de un voladizo, como ya se ha indicado con anterioridad, se accede al segundo edificio, que carece del interés arquitectónico de la Casa Batanero, pero en el que en unas instalaciones mucho más actuales se puede contemplar salas dedicadas a los dibujos etnográficos de Julio Gavín, pionero en la preservación del patrimonio de la zona; a la religiosidad y a la arquitectura popular.

El Museo completa su recorrido con un pequeño jardín junto al que se encuentra la sala de medicina tradicional.

Las visitas se pueden realizar de forma individual o para grupos, siendo posible concertar visitas guiadas, realizando una reserva previa.

El Museo Ángel Orensanz y Artes de Serrablo es además escenario de diferentes actividades culturales, como las “Beiladas”, charlas-coloquio, conferencias, talleres o conciertos, además de promover la edición de una colección de libros de temas íntimamente ligados a nuestro entorno “La Alazena de yaya” o de variadas propuestas digitales.

Ruta de Serrablo

Viajemos hasta la Edad Media y recorramos las orillas del río Gállego, testigo de una de las joyas más escondidas y singulares de Serrablo, su ruta de iglesias y ermitas. Templos de características homogéneas, sobrios y con elementos decorativos del arte visigodo, musulmán y románico, construidos entre mediados del siglo X y el siglo XI.

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